“Sociedad”, según el diccionario de la real academia española se define como “Agrupación natural o pactada de personas, que constituyen unidad distinta de cada uno de sus individuos, con el fin de cumplir, mediante la mutua cooperación, todos o alguno de los fines de la vida”. Pero esto en su aplicación no es más que una etiqueta bajo la cual se ubican varios grupos de personas, con diversos intereses.

Debemos referirnos a varios tipos de sociedades con características particulares dentro de un poblado - una ciudad. Más bien podríamos hablar de varios estratos sociales, cuyo factor más significativo es la capacidad económica.

No es extraño encontrarse a una persona con diferentes gustos musicales, así mismo, tampoco es extraño encontrar a grupos de personas reunidas por sus gustos afines; lo que no es tan normal es la división entre dichos grupos, o incluso la exclusión de una persona por tener ideas diferentes al de los demás, cuando debería primar el respeto mutuo.

Podríamos decir  se forman “burbujas” sociales con una definición y concepto diferente del mundo circundante, aceptando solo ideas afines a sus principios y ignorando todo aquello que no encaje con sus percepciones.

Cuando se producen brechas internas, que se  agravan provocando división, el núcleo social, se vuelve débil, perdiendo el carro del progreso; es decir, sin  un objetivo común, un bienestar colectivo.

Las diferencias sociales siempre existirán, es algo inevitable, pero lo que debemos evitar es la separación o expulsión por el hecho de tener  ideas ajenas a un grupo determinado. Debemos ser más abiertos al dialogo y recordar que incluso muchas de nuestras ideas y pensamientos no nos pertenecen, la mayoría han sido “incorporadas” desde antes de nacer o nos hemos apropiado de otros.

Tenemos  diferentes puntos de vista, raciocinio  y sacamos nuestras propias conclusiones  que deben ser aceptadas en la medida que aporten al colectivo social.                     Cuando impera el espíritu individualista, la sociedad se fracciona, se debilita y es presa fácil del primer avivato, permitiendo aquello de que “en tierra de ciegos, el tuerto es rey”. No olvidemos que,”la unión hace la fuerza”